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17 de agosto de 2016

Capítulo 11

                                SAM


El martes lo comienzo tras finalizar la llamada a Adriana. Me ha sentado tan bien hablar con ella que decido ponerme a dibujar algo, ya que aún tengo un par de horas.

Y a todo esto sumémosle la nota de ayer:

'No se me ha olvidado, mañana cena. Tú y yo.   -Giorgio'

No puedo parar de sonreír como una estúpida.

Por eso, apenas he podido dormir. Aunque me pregunto cómo habrá averiguado mi dirección.

El tiempo para expresarme creativamente pasa volando y cuando me quiero dar cuenta, no me queda casi tiempo, poco más que para ducharme he irme a trabajar. No me importa ya desayunaré en el trabajo.

Tras 2 largas sesiones de fotos a modelos por fin tengo un hueco para escabullirme a desayunar. David, mi compañero informático y consejero-gay decide acompañarme.

-Bueno preciosa, ¿me vas a contar esa novedad masculina que hay en tu vida? —Me pregunta antes de darle un sorbo a su café.

-No sé de qué me hablas... —Intento mirar hacia otro lado.

-Por favor, ni lo intentes,  esa cara de boba solo puede significar dos cosas. Que las pelirrojas le habéis quitado el puesto a las rubias y ahora sois el nuevo tono de tontas o tu has conocido a un maromo. Y yo diría que por tu sonrisa es lo segundo.

Sonrío ampliamente.

-uiuiu y esa sonrisa confirma que está bien bueno.

Me doy por vencida y comienzo a contarle.

-Se llama Giorgio, es motorista acróbata profesional, es italiano...

David se lleva las manos a la boca para hacerse el sorprendido.

-No me extraña entonces que tengas esa cara, con ese acento te
habrá camelado ya hasta la almeja. —Me dice el siempre tan directo y con esa forma tan suya de soltar las cosas.

-Eres un gay muy pervertido —Le informo.

-Es lo que tiene estar a dos velas —se ríe un poco—, que me monto mis propias películas con lo que sea.

Yo niego divertida con la cabeza.

-¿Y ya le has hincado el diente?

-No, no nos hemos besado…

-Me refería al otro diente,  al de más abajo. —Con una mano forma un círculo, y con un dedo de la otra, lo introduce en el círculo que ha formado con la primera.

Me sonrojo al darme cuenta de que se refiere, y le bajo las manos enseguida.

-Pues claro que no, si apenas nos conocemos —Le comento.

-Cuando aprenderás que donde mejor se conoce a una persona es en la cama. Es donde todos bajamos la guardia.

Al final cambiamos de tema ya que David se da por vencido, siempre lo hace. Por muchos consejos que me dé, en temas amorosos soy un completo desastre.

Nos terminamos los cafés y volvemos al estudio, en este el resto de mi mañana  la paso delante de un ordenador, revisando y retocando las fotos.

Si retocando.

Porque todos alguna vez nos hemos retocado con Photoshop y los modelos, no son ninguna excepción. Porque nadie es perfecto.

El resto de mi mañana la paso ansiosa por que llegue la cena.

Solo quedan apenas unos minutos para que Giorgio venga a recogerme,en eso hemos quedado, ha sido muy breve en el Whatsapp. Tan solo una hora y que pasaba a recogerme.

Me miro de arriba a abajo en el espejo de la entrada. Me he decidido por una camiseta de manga corta blanca con signos étnicos en tono azul eléctrico, una falda corta de campana de un azul un poco más oscuro y de calzado unas manoletinas negras. Mi pelo he decidido dejarlo suelto con mis ondas naturales.

Oigo que un coche para en la entrada, me asomo y veo que es Giorgio. Decido salir ya,pero no sin antes despedirme de mi madre. Cuando se percata de que me voy, ando lo más rápido que puedo para encontrarme con él.

En cuanto salgo veo a Giorgio que esta camino hacia la entrada. Al verme sonríe, Y yo no puedo evitar hacer lo mismo.

Ambos andamos hacia el coche.

-¿Preparada para probar la mejor cena italiana?

-No lo sé,  ¿acabare en el hospital después?  –bromeo.

Giorgio se monta en el coche negando divertido.  Yo lo imito y me monto. El trayecto hacia el hotel es sobre conversaciones banales.

Pero las cosas cambian cuando los platos están sobre la mesa y la comida no es lo único que me seduce.

Me quedo un par de segundos admirando la decoración de la habitación. Hasta que Giorgio por fin toma asiento y entonces desvió la vista hacia él.

-¿Y esa cara? –Me pregunta con una media sonrisa en el rostro.

Me inclino un poco hacia delante.

-¿Cómo averiguaste  donde vivo?

-Sabía que me lo ibas a preguntar –Toma un bocado de tagliata di manzo   -, Pues muy fácil la verdad, fui a donde trabajas y le pregunte a la recepcionista.

-¿Y te lo dio así sin más? –Frunzo un poco el ceño.

-Que te puedo decir  -Se encoge de hombros-, se le hizo difícil resistirse a mis encantos.

me rio, es inevitable.

-Claro, es imposible. –Digo con tono irónico.

-Tú tampoco has podido –Afirma él.

-¿Eso crees? –Lo miro fijamente a los ojos.

-Sino no estarías aquí.

-¿Qué te hace pensar que soy como las demás?

-Nada –Toma una bocanada de aire-, por eso me gustas,demasiado diría yo.

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