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16 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 8

                        
      ADRIANA




¡No puede ser! ¡Es el! No me lo creo ¿Qué hace aquí el chico del bar de anoche?, claro por eso decía que nos veríamos pronto, ya me cuadra todo pero ¿cómo sabría donde trabajo? ¿Y qué hará aquí?
Me limito a entrar en la oficina, sin que parezca que estoy un poco sorprendida y algo nerviosa por haber visto a este chico tan misterioso.

-Pasa, pasa Adriana, este es el dueño de todas nuestras empresas el señor Aiden.

¿Cómo? ¿El dueño? No me lo creo, me quedo blanca como la leche y él está hay tan tranquilo como si no me hubiese visto nunca en la vida, con cara de seriedad sentado en la silla sin mover ni una pestaña.

-Y ella señor Aiden es nuestra directora de marketing de esta empresa. –Le comunica Mr. Thomson al dueño de la empresa.

-Encantado señorita Adriana. –Me responde con una mirada penetrante y muy descarada, no lo voy a negar me resulta muy sexi y seductora la manera en la que me mira. Aunque es una mirada muy diferente a la de anoche.

-Encantada. –Me presento yo, estrechándole la mano y sosteniéndole la mirada intentando parecer que no lo conozco de nada y en realidad no lo conozco es un desconocido para mí, ni siquiera hemos cruzado palabra alguna antes de esto, solo miradas en aquel bar en el que un hombre como él no tiene cabida en ese lugar, no sé qué haría allí, ni como fuimos a parar al mismo sitio justamente los dos, fue una casualidad bastante fortuita.

-El señor Aiden está  de viaje aquí en Nueva York y ha aprovechado para visitar su empresa aquí, y tenía mucha curiosidad de conocer a nuestro personal más cualificado y más importante en ella. –Me comunica Mr. Thomson.

Yo asiento con la cabeza a modo de confirmación. Intento que no se note mucho que estoy algo nerviosa por la presencia del que se supone que es mi jefe, es increíble, ha intentado ligar con migo mi jefe. Espero que no intente hablarme de lo de noche, a lo mejor hace como si nada hubiese pasado, creo que es lo mejor.

-Bueno me encanta como llevas la empresa Thomson, el  personal  es por lo que veo muy cualificado. –Dice Aiden

-Si aquí todos trabajan mucho, la señorita Adriana se encarga de aprobar todos los diseños para nuestras campañas publicitarias y dar las nuevas ideas a su departamento, tiene varios ayudantes que ella sola dirige es muy profesional.

-Ya veo. –Contesta con cara de concentración, como de estar interesado en lo que está diciendo.

Me mira, y yo trago saliva.

-Bueno creo que va siendo hora de que me vaya, tengo algunos asuntillos que terminar, si me disculpa señor Thomson, y encantada de conocerlo señor Aiden. –Digo intentando largarme de allí lo antes posible.

Entonces me levanto de la silla, Aiden me agarra de la mano y me la besa.

-Igualmente, señorita Adriana.  –Dice cogiéndome de la mano y besándomela cuando yo me dispongo a levantarme para salir de allí.

Entonces trago saliva, hago un gesto de sonrisa leve y salgo de la oficina para dirigirme a la mía.


Dios mío he pasado un momento demasiado tenso, espero que no volver a tener otra situación como esta nunca.

CAPÍTULO 7

                                      SAM



Despierto a la mañana siguiente, estoy rebosante de alegría. Sobre todo cuando recuerdo la cita de la tarde anterior. Y ese beso en la comisura de los labios, ains… ¿Pero por qué no me beso en los labios? ¿Quizás es que no estaba seguro? ¿O estaba esperando a que yo le besase? Bueno no pasa nada, la próxima vez que lo viese no me quedaría con las ganas de probar aquellos labios italianos. Posteriormente de tomarme mis típicos cereales Special K con leche semidesnatada y unos trocitos de plátano, me pongo unas mallas y un top. Cojo mi mp4 junto con los auriculares, me los pongo. Pulso el Play y comienza a sonar Hoy será de Antonio Orozco.

Si hoy será un buen día, sin duda.  Salgo a la calle y comienzo a correr, hago un recorrido de unos 45 minutos y regreso a casa. Me encuentro con la casa completamente vacía y una nota en la encimera de la cocina que pone:

He ido a visitar al abuelo. No volveré hasta la noche. Besos. Mama.

¡Genial! Todo el día la casa para mi sola. No me malinterpretéis, no es que no me guste vivir con mi madre, pero un poco de privacidad siempre se agradece.

Subo al cuarto de baño para darme un largo y relajante baño con mucha espuma y con la música a todo volumen. O sí, esto sí que es vida.

Por la tarde me empiezo a aburrir como una ostra. Por lo que decido llamar a Susan para que venga a hacerme un poco de compañía. Al principio me pone alguna que otra excusa, como que, tiene que ayudar a su madre con unos merengues, que si aún está muy liada con el certamen de ortografía y no sé qué de que su padre está haciendo limpieza en el garaje y quiere que lo ayude. A lo cual le contesto:

-Tía que no me vengas con excusas, además tengo tabletas de chocolate Milka y batido de vainilla. –Sé que no se podrá negar ya que le encantan ambas cosas.

-Bueno… Haber espérate que mire la hora para ver si puedo.  –Hizo una pausa–, Anda ahora mismo puedo ir.

-Eso mismo estaba pensando yo, te espero en el sofá. Ya sabes dónde está la llave.

En menos de 20 minutos ya la tengo en casa preguntando donde esta ese tesoro de chocolate que le había prometido por el móvil.

Me levanto y camino hasta la despensa. Ya que hay se encuentra mi arsenal secreto para algún que otra día de bajón. Allí hay desde chocolate hasta cualquier tipo de golosinas o bolsa de patatas fritas.

-Oye cuando  ya no quieras todo eso –Señalando la despensa–,  avísame que yo me encargo de guardarlo en mi casa.

-Ya te gustaría a ti –Cojo dos tabletas de chocolate, una de Milka con oreos y una de chocolate blanco de cualquier marca. Junto con una botella de batido de vainilla.

Me siento al lado de Susan en el sofá y le entrego la tableta de oreos. Ambas comenzamos a comernos el chocolate. Tras cómenos más de media tableta cada una y más de un cuarto de la botella de batido entonces comenzamos a hablar.

-¿Oye tú me harías un favor? –Le pregunto insegura.

Susan que está tomando un sorbo del batido se detiene para decirme:

-No sé cómo me puedes preguntar eso. Para eso estamos las amigas –Dice muy segura de sus palabras.

-Es que bueno, el… bueno… en… -No sé cómo empezar a decirle.

-Pero venga. Tienes que pensar las palabras y después reproducirlas ¿recuerdas? Sino no te entiendo.

-Es que quiero que me ayudes a saber si le gusto a un chico. –Digo lo más rápido posible.

-¿Eso es? Pues claro, eso es facilísimo.

-¿Así? –Le pregunto frunciendo un poco el ceño.

-Por supuesto. Dame su número, intentare flirtear con él y si de verdad le gustas me mandara de paseo.

-¿Y su no me manda de paseo qué?

-Pues entonces es que no te merece. –Me responde así sin más.

-No sé si eso me anima mucho…

-Soy tu amiga e intento que lo veas desde las dos perspectivas para que después no te lleves ninguna sorpresa. Pero tú decides, si 
quieres no le hablo y listo.

-Hombre no me quiero quedar con la duda…

-Ahí tienes la respuesta.

Cojo el móvil y comienzo a buscar el número de Giorgio. Aunque no haría falta ya que me lo tengo  medio memorizado.

4 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 6

                                          ADRIANA 



Mmm que sueño tengo solo son las 7:30 de la mañana ayer me tenía que haber quedado en casa, veras que ojeras, voy a necesitar mucho maquillaje, me levanto y me meto en la ducha, he decidido ponerme una falda larga de tubo y una camisa blanca, junto con una americana negra y unos tacones negros, para cuando me he terminado de duchar, vestir y maquillar son las 8:30, desayunare algo rápido porque si no llegare tarde.

Cuando llego a la empresa saludo a Katy mi secretaria y me meto en la oficina. Dentro de dos horas tengo que presentar el nuevo proyecto, al final cuando llegue a casa anoche se me ocurrió una buena idea así que yo creo que les va a gustar, no pude parar de pensar en el chico misterioso en toda la noche yo creo que es esa la causa de mis ojeras, debería haberme quedado en casa, pero si lo hubiese hecho no habría conocido al hombre misterioso  y eso sería una pena, la verdad es que tengo ganas de volverlo a ver ¿Quién será? ¿Cómo puede estar tan seguro de que nos volveremos a ver? ¿Y si lo ha dicho por decir? ¿Y si ni nos volvemos a ver? Bueno eso solo lo sabré con el tiempo.

Mi secretaria pega a la puerta y me saca de mis pensamientos.

-Pasa. –Digo

-Perdone señorita Adriana. Pero el director la necesita en su despacho en 5 minutos. –Me contesta con un tono agradable.

-De acuerdo, muchas gracias Katy. –Le respondo.

Ella echa una sonrisa leve, y desaparece de mi oficina.

Supongo que querrá revisar, algunos informes.


A los 5 minutos de acabar lo que estaba haciendo en mi oficina, me dirijo hacia la oficina de Mrs. Thomson y no puedo parar de preguntarme que querrá si fuera a haber hoy una reunión me habría avisado con antelación, seguro que es una tontería. Entonces me paro frente a la puerta de su despacho, cojo aire y pego a  la puerta, 
oigo la voz de Mrs. Thomson  que me invita a pasar, me apresuro a entrar y antes de que pueda de decir hola mis ojos se desvían hacia una persona que está sentada en la en la mesa del director, ¡no puede ser!  

1 de noviembre de 2015

CAPÍTULO 5

                                       SAM



No me lo puedo creer. Es lo que voy pensando de regreso a casa, me ha dado su número. ¡AAAAAHHH! Ni en un millón de años me habría esperado algo así. Las chicas no se han dado cuenta de nada, cosa por la que doy gracias porque no tengo ganas de que se pongan eufóricas y a fantasear como seria si quedara con él. Porque cuando se ponen en ese plan son imposibles de aguantar.

Cuando dejo a cada una en su casa y yo me encuentro en la mía con mi pijama puesto, me empiezo a comer la cabeza. No sé si mandarle un mensaje ya o debo esperar un poco más. No quiero parecer una loca o una desesperada, o una loca que está desesperada.

Me miro el brazo y repito mentalmente cada número.

Cuando ya ha pasado como unos 30 minutos y estoy igual, decido que eso no puede seguir así. Por lo que cojo pincel y pintura, disponiéndome a hacer algo productivo con mi tiempo. Pero dejo el cuadro a medias cuando por fin me armo de valor para mandarle un mensaje.

<<Soy la culpable de que tuvieras que bajar del coche hoy, si quieres tomar algo algún día llámame. Sam ;)>>

Pasados unos minutos me empiezo a arrepentir de haber enviado ese maldito y estúpido mensaje, pero ya no hay marcha atrás.

Me autocastigo yéndome a dormir temprano sin cenar y sin ver alguna de mis series favoritas de Divinity.

Pero tras varias horas de un sueño fantástico con un rubio llamado Giorgio, no consigo volver a dormir, miro el reloj, son cerca de las 9 de la mañana. Es aún muy temprano para empezar  trabajar en algún cuadro y se está demasiado bien como para salir de la cama. 
Además de que es Sábado.  Me quedo mirando el techo de mi habitación mientras pienso que hacer.

Cojo el móvil para enredar un poco, entro en notificaciones y veo que tengo dos mensajes, uno de Susana y otro de Giorgio. GIORGIO. Paso completamente del de Susan y leo el de él.

<<Hola preciosa, ¿te parece si nos vemos esta tarde?>>

Suelto un pequeño grito por la emoción. ¡Que mono es! Le respondo:

<<Perfect!!  Esta  tarde estoy libre. Sam>>

<<Esperare ansioso a que llegue la tarde. Giorgio>>

<<Pues ya somos dos. Sam>>

Después me envía una dirección y una hora.

Deberían de ser así todas la mañanas, no haber salido aun de la cama y que te hable un chico guapo para quedar.


La mañana y parte de la tarde se me hacen eternas, para matar el tiempo ayudo a mi madre a limpiar la casa de arriba abajo. Con eso consigo no pensar toda la mañana, parte de la tarde me la pasó escuchando música y pintando hasta que llega la hora de arreglarme.

Abro mi armario y empiezo a sacar ropa y más ropa. No tengo ni la más mínima idea de que ponerme. Quiero ir bien, pero sin exagerar.

Después de mucho probarme y poner todo mi armario patas arribas encuentro algo que me convence. Un vestido azul y negro con algunas líneas en diferentes zonas, de manga corta y sin escote. De largo me llega hasta los muslos. Unos tacones negros y un bolsito para meter algunas cosillas. Me paso la plancha por el pelo para asegúrame de que este queda perfecto.

Estoy de los nervios, mientras me miro una última vez en el espejo de la entrada, siento como me voy poniendo poco a poco más nerviosa. Decido ir en coche para no tener que andar con los tacones, ya que soy una negada para andar con ellos y no quiero acabar en el suelo antes de llegar, bueno ni después tampoco.

Conduciendo me comienzan a llegar malos pensamientos: ¿Y si se lo ha pensado mejor y no aparece? ¿Qué se espera de mí? ¿Para él es una cita también?

-Deja de pensar tanto y actúa mas –Pienso que eso es lo que me diría Adriana.

Ella para estás cosas lo tiene todo tan claro, pero yo no puedo ser como ella, pero me vendría genial que no estuviese en Nueva York para que me aconsejase en estos momentos.

Por fin llego a la dirección que me dio, cerca de Ronda de la Universitat en el mensaje ponía que me esperaría en: Milano Cocktail-Bar. Aparco lo más cerca posible del sitio donde hemos quedado y camino hasta la entrada del Milano. Apoyado junto a la puerta y con un aire despreocupado se encuentra Giorgio. Nada más verme veo que me sonríe.

-Lamento haberte echo esperar –Me disculpo mientras le saludo dándole dos besos en la mejillas.

Él me sonreír.

-No pasa nada, me gusta esperar. Sobre todo si merece la pena. –Me dice mientras entramos al interior del local.

El sitio es precioso. La distribución de las mesas es perfecta y junto a las paredes hay unos sofás de terciopelo rojos que tienen toda la pinta de ser realmente cómodo. También hay una barra a mi derecha tras la cual hay un camarero atendiendo sonrientemente a la gente. Y al final de todo, un piano.  Siempre me encantado su sonido.

Tras pedir en la barra nuestras bebidas, nos sentamos en unas de las mesas cercanas al piano.

-¿Sabes tocar? –Me pregunta Giorgio al darse cuenta de que no le quita ojo al piano.

-No, pero me gustaría aprender algún día. –Le doy un sorbo a mi bebida.

-Pues si algún día te decides tengo un amigo que quizás te podría enseñar.

-Lo tendré en cuenta y tú, ¿Qué te gusta a parte de las motos?

Veo como él bebe de su copa mientras me mira.

-Cocinar. Me gusta que la comida sea buena. –Me responde al final.

-Vaya cualquiera lo diría. –Rio un poco.

-¿Por qué lo dices? –Dice divertido-, ¿acaso no me pega que después de andar con mi moto llegue a casa y me ponga a cocinar? –Se para a pensar-, tienes razón no tienen nada que ver una cosa con la otra,  pero supongo que la debilidad de la buena comida me viene de Italia.

-Yo nunca he probado una autentica pasta italiana. –Le confieso.

El me mira muy sorprendido.

-Eso va a acabar muy pronto la próxima vez que nos veamos vas a probar la mejor pasta de tu vida.

Ambos nos miramos y nos sonreímos.

-Se me ha ocurrido algo –Me comenta mientas arquea una ceja-, puede ser divertido.

Yo frunzo el ceño.

-Cuando terminemos de beber aquí, ya sabrás.

Cuando terminamos salimos de Milano y Giorgio me pregunta si he traído el coche, ya que él ha venido andando por que el hotel en el que se está quedando está muy cerca. Le dejo que conduzca ya que no se ha dónde vamos a ir. Durante el trayecto me va contando que la pasión por el mundo de las motos le viene desde bien pequeño, que le encanta España por las chicas guapas y por la paella. Que tiene 26 años y que le encantaría algún día mostrarle a una chica los rincones más bonitos de Roma. Esto último lo dijo mientras me sonreía ampliamente. Yo le conté que trabajo en la agencia Plan B Freelance y que en mis ratos libres pinto. Que me vuelve loca el chocolate blanco, pero que sin embargo, odio el chocolate negro. Y que me gustaría viajar en algún momento de mi vida a Grecia.

Tras unos 20 minutos, por fin Giorgio aparca justo en la entrada de un Karaoke.

Nada más bajar del coche, Giorgio me coge de la mano y me hace camina junto a él. 

El Karaoke está animado ya que hay bastante gente, en el escenario hay una chica que canta Niebla de Supersubmarina.  Nos paramos juntos al dj y Giorgio le dice algo que no logro escuchar. El dj le asiente con la cabeza y le dice que después de las siguientes chicas.

Cuando termina la canción de Supersubmarina todo aplaudimos. Y es que ni siquiera  han pasado 2 minutos y  ya están en el escenario 2  chicas. Tras una leve melodía que suena mucho comienzan a cantar Show ‘Em (What You’re Made Of).  Lo hacen genial ya que no desafinan y su pronunciación es perfecta.

-Los siguientes somos nosotros –Me susurra Giorgio al oído.

Lo miro con cara de susto. Lo cual a él le hace gracia ya que se echa a reír.

-No temas, seguro que conoces la canción que he elegido. Además recuerda que voy a estar a tu lado.

Sus palabras no me tranquilizan ya que saber que él me va a escuchar cantar hace que quiera que me trague la tierra. Solo canto en la ducha y así y todo mi madre cada vez que me oye dice que cada vez que lo hago un cachorrillo muere en el mundo debido a lo mal que lo canto.

Aunque antes de subir al escenario le suplico a Giorgio que cante él solo, el no acepta un no por respuesta. Por lo que de los nervios que tengo le cojo yo esta vez de la mano con fuerza para que no me suelte.

Miro a Giorgio mientras las primeras notas de la canción suenan. 
Por primera vez en toda la noche me fijo en que lleva puesto unos vaqueros negros justados y una camisa de cuadros de manga corta, un par de botones desabrochado por lo que se le puede ver un poco el torso.

Al menos la canción me suena. Es Primavera in anticipo de Laura Pausini. Ya solo me queda rezar para que haya elegido la versión en español. Pero no he tenido esa suerte.  Giorgio canta su parte con un italiano fluido y perfecto, yo mientras tanto solo quiero que la tierra me trague. Cuando llega mi turno de cantar hago lo que puedo, pero entre que no sigo el compás y que mi pronunciación en vez de italiano parece que este cantando en chino, no es que me ayude mucho. Y a todo eso sumémosle que Giorgio mientras canto me mira con una risa entre picarona y  de estar aguantándose la risa. Lo que hace que me sonroje como un tomate. La canción se me hace eterna, pero por fin termina.

-Me encanta tu extraño acento italiano –Me dice Giorgio mientras bajamos del escenario.

Yo le saco la lengua y le niego con la cabeza.

-Eres horrible, has podido elegirla en español. –Le doy un puño en el hombro a modo de broma.

-Entonces no hubiera tenido la misma gracia. –Sonriéndome ampliamente.

Nos tomamos unas copas más allí en el karaoke. Después llevo a Giorgio hasta el hotel en el que se está quedando. Me dice que este atenta al móvil y antes de bajarse del coche me da dos besos uno en la mejilla y el otro justo en la comisura de los labios.


-Ci vediamo presto Sam. (Nos vemos pronto Sam)

27 de septiembre de 2015

CAPÍTULO 4

                                                                     ADRIANA



Puff… llevo aquí sentada en la mesita de mi escritorio delante de una hoja de papel 2 horas, ¿Que me pasa? No consigo que se me ocurra nada para la nueva campaña, a lo mejor debería dar una vuelta a ver si así se me ocurre algo, al final opto por arreglarme un poco y bajar a dar una vuelta a ver si se me viene alguna idea, decido no coger el coche porque si no, no sé dónde voy a acabar, cuando voy a salir decido tirar recto. voy pensando en tantas cosas que no me doy cuenta ni  a donde voy, entonces, de repente, me paro delante de un bar, que nunca había visto por esta zona, es diferente, muy simple, la fachada está pintada de color rojo sangre, la puerta es de madera de roble, y las ventanas tienen rejas de hierro forjado, la verdad aun no sé por qué pero sin que me dé tiempo a procesarlo, mis piernas como si tuvieran vida propia ya me llevado dentro del local, es muy luminoso, hay bastante gente, tanto en la barra como en las mesas, todo está muy tranquilo la gente de las mesas habla bajo sobre sus asuntos, y el camarero está apoyado en la barra de espaldas a mí, la gente de la barra parece exhausta de todo, parece que solo quieren olvidar algún problema que tienen, entonces me acerco a la barra y me coloco al lado de un señor que tiene una pinta algo extraña, tiene una barba de al menos 3 días huele mucho a ron y cerveza, viste con una gabardina marrón clarito algo sucia y toma bebida en silencio y con una cara de preocupación o resignación por algún asunto, pero yo no seré quien lo averigüe, eso seguro, me limito a mirar a los alrededores y cuando me quedo distraída y pensando oigo una voz.

-¡Eh señorita! –Me dice el camarero mientras chasquea los dedos en mi cara para llamar mi atención.

-¿sí? Lo siento es que estaba un poco distraída.
-Ese señor de allí al fondo le invita a tomar esto. –Me responde el camarero.

Entonces me dispongo a mirar en aquella dirección y veo un chico guapo, alto de pelo rubio rizado, de constitución fuerte, con chaqueta de cuero marrón y una mirada penetrante, en cuanto me doy cuenta de que me está mirando me ruborizo y aparto la mirada lo más deprisa que puedo.

-Dígale que muchas gracias.  –Le contesto al 
camarero.

El camarero hace un gesto con la cabeza de confirmación y se dispone a ir a su mesa a contestarle, y  en cuanto el camarero se lo dice, él eleva la cabeza para mirarme y me echa una leve sonrisa picaresca,  entonces le dice algo al camarero y él le entrega un bolígrafo, coge una de las servilletas del servilletero y escribe algo en ella, la verdad no sé qué es, y estoy un poquito intrigada, este hombre tan misterioso le entrega la servilleta al camarero y el me la entrega a mí.

-Señorita esto es para usted. –Me dice el camarero con una sonrisa muy escondida.

No le contesto simplemente trago saliva, y la leo.

Señorita, cuando ha entrado me he fijado en que venía un poco desorientada por lo que me imagino que no suele venir por aquí, tranquilícese no soy ningún pervertido solo un hombre curioso que se ha perdido en sus ojos profundos, no la invito a quedar porque presiento que pronto nos volveremos a ver. Hasta luego.


Cuando voy a dirigir la mirada hacia él, ¡Ya no está sentado en la mesa! y me quedo blanca como la leche, se ha ido y no me he dado, cuenta que misterioso es. Debería de tener miedo, podría ser un psicópata, pero la verdad es que no tengo miedo, y no es porque él me haya asegurado que no es un pervertido ni nada parecido, sino porque me mata la intriga, siento mucha más intriga que miedo, su forma de mirar, su manera de sonreír, no sé, pero no me inspira miedo, ni desconfianza, solamente intriga y curiosidad.

26 de septiembre de 2015

CAPÍTULO 3

             
                          SAM





He estado todo el espectáculo distraída, sin prestar demasiada atención a diferencia de mis amigas que están emocionadísimas por cada acrobacia que hacen aquellos hombres con las motos. Pero me esfuerzo por mostrar algo de atención a lo que hacen al menos por respeto a ellas que me han pagado la entrada. Son saltos, acrobacias y diversas cosas que me parecen realmente peligrosas, el chico que está haciendo un doble salto acelera aún más la moto, para acabar en el suelo después perfectamente sano. Todos los presentes allí aplaudimos incluida yo, sin saber por qué ya no puedo dejar de mirar. Me ha cautivado todo lo que hace con aquella moto y como se mueve con ella. Su rostro está oculto por un casco. Maldigo por no poder ponerle cara a aquel amante del peligro. Trascurridos unos  minutos más de los cuales apenas pestañeo, por fin acaba el espectáculo. Salen todos los motorista a despedirse, nosotras ya nos estamos levantado de nuestros asientos cuando entonces lo veo, se acaba de quitar el casco para hablar con uno de su compañeros.

Me paro en seco haciendo que mis amigas que van detrás de mí también se detenga.

Es guapo, para que mentir, Es guapísimo. Rubio, ojos azules y además tiene una minúscula cicatriz en la mejilla que le hace parecer aún más sexy de lo que ya me lo parece a mí.

-Pero tira que sino no vamos a salir nunca de aquí –Me dice Susan mientras me empuja un poco para que empiece a andar.

Aparto la vista del rubio para poder empezar a caminar hacia la salida.

Después de varios empujones por algunas personas maleducadas que tienen prisa por salir del recinto conseguimos salir de allí. Susan y Pilar se paran a comprar unas camisetas como recuerdo de este día mientras que Tiffany y yo nos dirigimos hacia el aparcamiento.

Como tardan mucho en venir, decidimos salir del aparcamiento con el coche y acércanos hasta el puesto de las camisetas para recogerlas ya allí.

Arranco el coche y doy un poco la marcha atrás para salir, se levanta un poco de polvo ya que el aparcamiento es un terreno de tierra mal cuidado. 
Mi coche acabara lleno de mierda.

-Dale un poco más para atrás para salir mejor que aun puedes –Me sugiere Tiffany.

Yo asiento a modo de respuesta.

Le doy un poco más para atrás, entonces noto una leve caída del culo del coche hacia atrás lo que hace que me dé un fuerte golpe en la nuca, me duele la cabeza, le pregunto a Tiffany si está bien y ella asiente. Cuando quiero acelerar no puedo, lo intento otra vez, pero nada que el coche no tira. 
Apago el motor y me bajo del coche.

-¿Qué es lo que pasa? –Pregunta un poco asustada mi amiga.

-¡Mierda! La parte trasera del coche se ha hundido en una especie de hoyo…

-¿Y ahora qué hacemos?

-Vamos a esperar a que vengan estas y ya después intentamos ver si podemos empujar para sacarlo. –Mientras me apoyo en el capo.

Susan y Pilar vienen la mar de contentas, pero en cuanto nos ven a Tiffany y a mi sentadas fuera del coche ya se imaginan que algo malo ha pasado.

-¿Qué habéis hecho? –Pregunta Pilar con los ojos abiertos como platos.

-Esas caras son de que la han liado –Comenta Susan.

Les explicamos lo que ha pasado y después de mucho intentar sacar el coche sin ningún resultado nos damos por vencidas. Al final acabamos las cuatro apoyadas en el capo y sin saber qué hacer, intentamos llamar a la grúa pero resulta que van a tardar un par de horas en llegar.

Ya está anocheciendo cuando uno de los guardias abre una de las puertas traseras del recinto.

Y minutos después sale un Q7 negro metalizado.

-¡Hey por favor pare! –Grita Susan mientras se pone delante del coche.

-¡Pero qué haces loca que te van a atropellar! –Grito mientras intento apartarla.

-Que es para que nos ayuden –Me informa.

El coche se para y nos acercamos hasta la ventanilla del conductor, este la baja. Es un tipo moreno, pero debe de tener ya su años por que se le notan ya alguna que otra canilla. Lleva unas gafas que ocultan sus ojos.

-¿Les pasa algo chicas? –Pregunta con una voz ronca.

-La parte trasera del coche se nos ha quedado hundida en un hoyo y nosotras no tenemos la suficiente fuerza como para sacarlo.

-No sé si las podremos ayudar. –Dice muy serio.

-Por favor –Le suplica poniendo cara de pena Tiffany.

-Esperad que pregunte por aquí, un segundo. –Mira hacia los asientos traseros. - Qué os parece, ¿tenéis tiempo para ayudarlas?

-Nosotros siempre tenemos tiempo de sobra para ayudar a las chicas –Dice una voz masculina.

Una de las puertas del coche se abre y empiezan a bajar varios chicos. Mientras bajan les damos las gracias ya de ante mano por ayudarnos.

-Madre mía como están los chicos –Nos susurra Pilar mientras mira a uno de arriba a abajo.

-Giorgio baja ya de una vez. –Le dice el hombre serio con la voz ronca a alguien que se ha quedado en el interior del coche.

Todas nos giramos para ver cómo es ese tal Giorgio.

Tal es mi sorpresa al ver que es el motorista rubio de ojos azules. Lleva unos pantalones de chándal gris y una camiseta blanca, la cual deja poco a la imaginación, junto a una chaqueta de cuero.

Cuando pasa por mi lado me guiña un ojo. Gesto al cual le respondo con una sonrisa.

Después de que los chicos saquen el coche, Susan y Pilar les piden eufóricas como si de unas fans se tratasen que les firmen las camisetas.

Yo niego con la cabeza ante aquella escenita. Tiffany se ríe.

Cuando terminan de firmarles, el tal Giorgio se dirige hacia mí. Me empiezo a poner un poco nerviosa con la forma en la que me mira.

-¿Quieres que te firme algo? –Me pregunta con ese acento que era tan… ¿perfecto?

-Noo –Le digo nerviosa,- Yo es que no he comprado nada.

Él me mira fijamente.

-Extiéndeme el brazo.



No sé lo que va a hacer pero hago lo que me pide, me lo sujeta con una mano y con la otra en la que tiene un rotulador apunta una serie de números en mi piel.

18 de septiembre de 2015

CAPITULO 2

                                                           ADRIANA



A veces me siento tan sola, no sé si saldré esta noche Míster. Thomson el director de las empresas de moda y belleza más importante de toda nueva york, es decir mi jefe necesita un nuevo proyecto para mañana y todavía no tengo nada, además con quien saldría ¿Carolain, y Meg? (mis amigas y compañeras de trabajo desde que llegue aquí) Puf... nono, no creo seguro que a estas horas ya tienen planes, en estas ocasiones echo mucho de menos a Sam ¿Cómo estará ahora?, Hace 3 semanas que no hablo con ella por teléfono  y dos años que no la veo.

Me acuerdo de cuando nos quedábamos a dormir en su casa, su madre nos hacía chocolate caliente por las mañanas cuando hacía mucho frío, echo mucho de menos esas noches de inviernos hablando hasta las 4 de la mañana de las clases, de nuestras compañeras de clase, de quien nos gustaba, de nuestros desengaños amorosos. Todavía me acuerdo de cuando la conocí es uno de mis pocos recuerdos de cuando tenía 4 años, esa niña pelirroja, de ojos color miel, que apenas sabia decir hola en español, la veía hay en la arena del patio jugando tan sola con el cubo y el rastrillo, haciendo castillos con la arena, que pensé en ir a decirle que si podía jugar con ella desde ese momento desde el primer castillo juntas, desde el primer hola, ya fuimos inseparables, la echo tanto de menos.

En fin tengo que centrarme en el proyecto ahora ella está en España y yo en nueva york donde me ascendieron nada más terminar mi carrera hace 2 años, el director de una de las empresas más importantes de todo estados unidos estaba buscando nuevas ideas y nuevas caras para su empresa, y empezó a buscar gente nueva,  a lo que se fijó en  unos de mis proyectos para la universidad pensó que era lo que estaba buscando para su nueva campaña de un nuevo producto de maquillaje. Y desde entonces empecé poco a poco a trabajar en una de sus empresas en España, hasta que al año siguiente me ascendieron como directora de marketing en nueva york en una de las empresas más importantes que tiene para que me hiciera cargo de dicho departamento.


En fin que las cosas son muy diferentes ahora, y en ocasiones me encantaría estar hay con mi familia y mis amigas, hoy no me concentro a lo mejor debería salir y despejarme, no no el proyecto Adriana.

12 de septiembre de 2015

CAPITULO 1


                                        SAM
                  

Estoy casi lista, un poco de rímel en las pestañas, un poquito más de coloretes color rosita pálido y…

-¡Sam! ¡Ya estas lista! ¡Tus amigas te esperan!

-¡Siiiii mamá ya voy!

Puf… No me dan ni un minuto para terminar de retocarme, vale que siempre empiezo a última hora pero deberían estar acostumbradas, me doy los últimos toquecitos, me miro un poco más en el espejo y estoy lista, al final me he decidido por un unos short cortos vaqueros y una camiseta blanca con rallas rosas que en medio pone mi frase favorita:

    Si todos los caminos llevan a roma ¿Cómo se sale de roma?

Me encanta esa frase, consigue que me quede pensando en ello mucho tiempo, también me he puesto mis vans blancas, el pelo me lo he rizado un poco y me lo he dejado suelto.


Cuando mi madre está a punto de volver a gritar mi nombre para llamarme como si fuese una cabra, bajo las escaleras y allí están mis amigas sentadas en el sofá marrón canela que tenemos en el salón y tomando un vaso de agua esperando, seguro que mi madre les ha obligado a sentarse y les ha invitado a tomar algo mientras esperan para no tenerlas de pie junto a la puerta del descansillo.

-Bueno ¿nos vamos?

-Ya era hora tía llevamos esperando un cuarto de hora ¿Quién te crees que eres parís Hilton? –Dice Susan.

Susan es la más gruñona de todas, tiene 23 años, tiene el pelo de color rubio platino, ojos verdes esmeralda, suele vestir un poco más pija siempre que las demás, siempre se las está dando de importante y participa en todo lo que puede. En realidad es que creo que no le gusta tener tiempo libre para pensar, siempre se está liando con unos y con otros, y últimamente nunca tiene tiempo para las amigas, hoy es un milagro que haya podido quedar porque supuestamente está muy liada preparando el certamen de ortografía de nuestro antiguo instituto, ya ves tú, hay solo se apuntan friquéis, en fin, esta muchacha está muy perdida, pero yo la quiero mucho no me creo que hayan pasado 3 años desde que la conocí en aquella clase de literatura en la universidad a la salida casi le pegan una panda de matonas, si no hubiera intervenido seguramente no estaría viva ahora eso es lo que pasa si te las das de mejor que otra persona jaja pero cuando la conoces te das cuenta que es una súper amiga, siempre ha estado cuando la he necesitado, me ha animado cuando no tenía a nadie, y en fin es una gran amiga, una de mis mejores amigas.

-Joder tía parece que no me conoces ya sabes como soy. –Le digo.

-Ya pero siempre nos haces lo mismo, quedan 20 minutos para la actuación y está en el quinto pino a ver si nos da tiempo a llegar. –Contesta Susan. Y frunce el ceño a modo de enfado.

Entonces pilar otra de mis  amigas de las que estaban sentadas en el sofá, se acerca a Susan y se dispone a decir algo.

-Venga pedazo de puta si ahora tu estas saliendo con uno que tiene coche dile que venga a por nosotras y nos lleve que seguro que no le cuesta nada además a ese chico se le cae la baba por ti, le dices ven y en dos minutos lo tienes calentito  en la puerta como una pizza jajá.

-pero que dices no digas gilipolleces pilar, yo no estoy saliendo con nadie solo es un amigo del trabajo y punto.

- si claro uno de los friquéis que se han apuntado al certamen de ortografía ¿no? –Pregunta irónicamente.

Entonces todas nos echamos a reír y Susana pone su peor cara  de enfado, frunce aún más el ceño, traga saliva, respira y le contesta a pilar:

-Pilar eres imbécil, pareces tonta tía pues claro que no, yo tengo capacidad para aspirar a un nivel de hombres al que tú nunca podrás llegar.

Entonces miro a mi madre que nos está mirando con una cara de no muy buenos amigos porque por lo que se ve está escuchando la conversación.

-chicas yo creo que es mejor que nos vallamos yendo ¿No creéis?

 Les pongo mi mirada asesina y le doy señales de que mi madre nos está escuchando, la verdad es que me tenía que haber independizado hace mucho pero siento que si me voy mi madre no lo iba a encajar bien, yo soy lo único que le queda.

 Pilar todavía con una cara de enfado bastante obvia por el comentario tan absurdo que acaba de soltar Susan pero con educación contesta:

-Si deberíamos irnos, muchas gracias por su hospitalidad señora Morris.

Entonces me despido de mi madre  mientras pilar, Susana, Tiffany y yo salimos de mi casa.

Pilar y Tiffany son mis otras amigas las dos tienen 22 años las conocí en secundaria, recuerdo que yo, Adriana, Tiffany y Pilar solíamos quedar mucho cuando íbamos al instituto, al final Tiffany fue a la universidad de Medicina y está terminando su carrera como forense, y Pilar está terminando su carrera como estilista de moda y belleza, las dos son unas profesionales.

-¿Bueno y ahora que hacemos? ¿Supongo que habrá que llamar a un taxi? –Dice pilar.

-¿Y por qué no llevamos tu coche marimandona? ¿O el de Sam? –Sugirió Susan con tono de reproche.

-Porque seguramente después de la actuación, retrasada vallamos a ir algún sitio a tomar algo y no pienso llevar el coche, hoy quiero beber. –Contesta pilar.

Entonces las tres me miran a mí.

-¡A nooo! ¿Y por qué tengo que ser yo la que se quede sin beber? Yo tampoco quiero coger el coche. –Les digo

-Vamos Sam La otra vez me tocó a mí a menos que quieras que nos vallamos andando y con 10 minutos que queda no creo que nos dé tiempo. –Dice pilar.

-Venga vale sacare el coche. –Digo con cara de resignación.



A los dos minutos estamos de camino a la actuación, es una actuación de motoristas que hacen acrobacias con las motos, este es el primer año que voy a verlos nunca me ha interesado este rollo de las motos pero pilar y Tiffany dicen que esos tíos están muy bueno y que hacen cosas alucinantes con las motos por lo visto este año viene uno nuevo famoso e italiano y por lo visto arrasa, la verdad no creo que me sorprenda, tampoco tenía muchos ánimos de venir, a mí eso de las motos no se no me dice nada pero a lo mejor cuando vea la actuación cambio de opinión.

PROLOGO

En esta vida hay algo que me resulta muy raro y difícil de entender y es como calificamos al amor, si lo habéis leído bien, etiquetamos al amor.

-Amor verdadero.
-Amor adolescente.
-Amor entre dos personas del mismo sexo.
-Amor de una madre e hijo.
-Amor de película.
-Amor de amigas.

Y el más interesante y el que la mayoría queremos encontrar, pero pocos llegan a experimentar:

-Amor a primera vista.

Ese que desde el primer instante hace que el corazón se te acelere como nunca lo ha hecho, que al cruzar miradas se sienta la conexión de los dos sin siquiera haber mantenido contacto antes. Ese amor que te hace sonreír como una estúpida porque lo ves que él te corresponde y sabe que desde ese mismo instante vuestros corazones se han puesto de acuerdo para latir al mismo ritmo. Al unísono. Ya para siempre.

He de contaros que yo una vez pensé haber conseguido experimentar lo que es sentir lo que hacen llamar, el amor a primera vista. Y si no llega a ser por mis amigas, MIS VERDADERAS AMIGAS, aun seguiría con la venda cegadora que nos ponemos nosotros mismos cuando creemos que hemos encontrado a la persona perfecta, a nuestra mitad. Pero mi mitad se fue… Es algo que os contare algo más adelante.
Antes debo presentarme como es debido.

Me llamo Samantha, tengo 24 años y soy de Canadá pero siendo aún muy pequeñas mis padres decidieron mudarse y concluyeron que el mejor sitio seria en Barcelona.  Físicamente se podría decir que no tengo un cuerpazo de infarto, vamos que incluso yo creo que me sobran algunos kilillos. Kilillos que mis amigas dicen que son inexistentes. Pero vamos que no me quejo de mi cuerpo. Lo que más me gusta es mi cabello pelirrojo que me llega un poco más por debajo de los hombros y mis ojos color miel, mi piel es muy clara por lo que el color de mi pelo es lo que más destaca en mí.

Cuando ya tenía la mitad de mi carrera en la Universidad hecha me cambio el chip y decidí que aquello no me apasionaba, realmente lo que yo quería era mostrar al mundo como yo sentía y veía las cosas a través de la pintura, por lo que no lo dude un segundo más y me apunte a arte. Pero como todo artista que vive del arte sabe, que de ello no se puede vivir a no ser que tus cuadros se vendan como churros, que no era mi caso. Por lo que opte por captar la belleza de otra manera, a través de la lente de una cámara.

Si  soy artista y fotógrafa.

Lo de ser fotógrafa me lo sugirió mi gran amiga de la infancia Adriana. Esa chica de 24 años, por sus venas corre locura, y es que ella es eso, pura locura y espontaneidad. Morena con ojos verdes tan claros que a veces pienso que puedo ver mi alma reflejados en ellos. La envidio porque no tiene ningún complejo y la verdad  que como para tenerlos, tiene un cuerpazo que hace que cualquier hombre quisiese arrodillarse ante ella. Cosa que ella utiliza a su favor, ya que nunca ha creído en eso del amor. Recuerdo eso que me dijo un día antes de que nos separasen kilómetros y kilómetros de agua, “Si el arte que realizas mientras desnudas tu alma en esos cuadros no te basta siempre podrás demostrar al resto que hay cosas hermosas en este lugar al que llamamos mundo con esto”, no se a vosotros pero a mi dicho de esa forma me convenció. Tras  decirme eso me regalo una de las mejores cámaras del mercado con una nota que decía, “para que un día cuando acabes de capturar toda esa belleza y no sepas donde buscar más, siempre estaré yo esperándote para que me realices la mejor sesión de fotos que pueda existir. :) ” Pero al poco tiempo se mudó a Nueva York, para convertirse en una de las más conocidas directoras de Marketing. Llevamos 2 años sin vernos y aunque nos mantenemos al día por teléfono, no es lo mismo que tenerla al lado.

Pero basta de presentaciones, yo creo que ya es va siendo hora de que te adentres en las hojas de esta “mi-nuestra” historia.