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19 de septiembre de 2016

Capítulo 14

                         ADRIANA

No llego a la reunión de hoy, hay un atasco de cojones. El señor Thomson me matara. 

Llego a la oficina 15 minutos más tarde de lo normal y voy casi matándome porque hoy tenemos una reunión muy importante con unos publicistas de México, y se supone que tengo que ser yo la que exponga el proyecto, vaya imagen estoy dando de mí y de la empresa. Espero que se hayan retrasado y no hayan llegado. Entonces paso por al lado de mi secretaria deprisa cruzando el pasillo de mi despacho como si fuera un coche de carreras, no le doy tiempo ni a que me de los buenos días, la miro de refilón y se da cuenta por la manera en la que la miro y  que casi me choco con un florero de decoración que había colocado en la entrada, de que llevo prisa. Cruzo la puerta como si fuera la bandera que hay que tocar cuando terminas una competición, y allí están todos ya reunidos  en la sala de reuniones. Como no, esperándome. El señor Thomson me echa una mirada como si me quisiera matar y yo me disculpo por la tardanza, saludo a los publicistas y como no, otra vez esta él, AIDEN, me quedo un poco impactada cuando lo veo, pensaba que no volvería por la empresa, que estaría ocupado con cosas más importantes. Pues no, aquí está, mirándome con cara chistosa y no lo culpo, mi cara es de me he salvado por los pelos.

-Señorita Adriana le presento a los señores Juan Rodrigo Gómez y Eduardo Velazco los publicistas de los que le hable. –Dice el señor Thomson.

-Encantada. –Digo saludándoles de nuevo.

-Ella es nuestra directora de Marketing en la empresa. Bueno y el señor Aiden dueño de la empresa que ha venido a supervisar el proyecto, me ha comentado que está muy interesado en este proyecto en especial.

Entonces Aiden me mira con una mirada muy penetrante, intento sostenerle la mirada pero no puedo. Mientras le miro noto como todos mis sentidos se centran en él, en su olor, en su pelo, en sus labios. ¿Qué me estaba pasando con él? ¿Por qué no me lo podía quitar de la cabeza?

Entonces noto como un grito se me clava en mis oídos sacándome de mi trance:

-¡Señorita Adriana! ¿Me está escuchando? –Me alza la voz el señor Thomson–, creo que debería empezar con la exposición del proyecto.

-Por supuesto señor.

La exposición transcurre rápido y los publicistas mexicanos quedan encantados con el proyecto, al igual que Aiden. A la finalización del proyecto aplauden y el señor Thomson invita a los publicitas a terminar de negociar el contrato en su despacho, también le pregunta a Aiden si prefiere supervisar el mismo la negociación, pero se niega.

-Lo siento Thomson pero tengo muchas cosas por hacer, me fio de su criterio. –Él le guiña el ojo a Thomson como señal de amistad.

Y Thomson le echa una sonrisa, se despide de él y se va al despacho con los publicistas.

Ahora nos hemos quedado solos él y yo en la sala de reuniones. Recojo mis cosas mientras me mira y cuando me dispongo a salir de allí, él me agarra del brazo.

-¿Dónde va señorita Adriana?

-Me retiro a mi despacho señor Aiden, creo que he finalizado mi trabajo aquí. –Digo chistosa intentado decirlo lo más seria que puedo.

-Creo que tenemos un asunto por resolver, ¿no cree?

Entonces se a lo que se refiere, trago saliva y lo miro a los ojos. No digo nada.

-Creo que deberíamos seguir nosotros hablando del proyecto, ya que es sumamente interesante, le parece bien si la invito a comer y seguimos hablando. –Me dice intentando parecer lo más serio posible.

Sé que es una excusa para que estemos los dos a solas, pero no me puedo negar cuando le miro a los ojos, veo como se me clava su mirada como una estaca y siento que no me puedo mover.

-Me parece genial señor Aiden.

-Estupendo pues a la 13:00h le paso a recoger señorita Adriana.


Se despide guiñándome un ojo y yo me sonrojo.  Estoy de los nervios. Me voy a mi despacho, me meto en él, cierro la puerta y respiro aliviada de estar sola. Hasta que me repito a mí misma que de aquí a unas horas estaré comiendo con el dueño de mi empresa. 
Al cual creo que puedo gustarle o no sé, a lo mejor solo le interesa mi proyecto como me comentó. No paro de darle vueltas a la cabeza, puede que me dé un ataque antes de la comida. Así que decido ponerme a terminar las cosas que me quedan en la oficina antes de que llegue la hora, a ver si puedo concentrarme.

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