SAM
Tal como le había prometido a Pilar, la estoy esperando en
el sitio de siempre, cosa que sí que es raro, porque normalmente siempre es
ella quien tiene que esperarme.
Mientras la espero
recuerdo como termino todo anoche, todo se puede resumir en conversaciones con
indirectas. Tras terminar de cenar Giorgio me acompaño a casa como todo
caballero italiano y para mi pena, se volvió a despedir con un mísero pero
tierno beso en la mejilla.
Cojo mi móvil para llamar a mi amiga, pero cuando ya estoy
por pulsar la tecla de llamada. Pilar abre la puerta del copiloto y se sienta.
Cuando llegamos, entramos al backstage y veo que en la parte
izquierda están los tocadores con todas las luces y todo lo necesario para que
las modelos estén radiantes, allí tres estilistas maquillan y peinan a Verónica
Blume. Pilar me informa de que Verónica con 16 años, ganó el concurso
«Supermodel of the World» organizado por la revista «Elle» y de que ha
trabajado para Chanel, Calvin Klein, Tommy Hilfiger… Al pasar por su lado veo
que todas las herramientas de maquillaje del desfile están milimétricamente
ordenadas para que el trabajo se haga de la manera más rápida posible.
Pilar se detiene para hablar con alguien a quien no conozco
de nada, por lo que yo sigo observando, algunas de las chicas están pasando el
tiempo viendo un mapa para saber dónde
tendrán que ir para el siguiente desfile, otras modelos prefieren sentarse para
compartir confidencias o jugar con las cámaras y así hacerse fotos. Casi
oculta, me doy cuenta de que, sentada en el suelo y entre los burros, se
encuentra una modelo de pelo castaño leyendo tranquilamente un libro, cualquier
sitio es bueno. A la
Cuando ya termina de charlar, Pilar me agarra del brazo para
que camine junto a ella, me guía hasta una sala continua a la otra, allí ya hay
chicas maquilladas y peinadas que esperan para enfundarse los diseños del
creador. Los conjuntos están en unos burros organizados con la foto de la
modelo que lo vestirá.
-Que no te extrañe si ves a alguien tirarse de los pelos –Me
avisa con una amplia sonrisa–, Es lo típico en estas cosas, como siempre hay
que dar algún último retoque a los diseños, los nervios a más de uno le
superan.
Miro a mi amiga, que se siente como en su casa, esta tan
feliz. Se nota que este mundo es lo que le gusta.
Vemos como dos ayudantes de estilismo dan las últimas
puntadas a un vestido.
El desfile está a punto de comenzar. Por lo que salimos del
backstage y nos dirigimos hacia donde se realizara el desfile, para tomar
nuestros asientos.
Durante el desfile, Pilar me cuenta de que las chicas están
planeando ir a comer o cenar dentro de unos días ya que hace tiempo que no nos
vemos todas. Le digo que me parece genial, que por mi cualquier día.
El desfile termina, pero antes de volvernos a casa mi amiga
y yo nos tomamos algo en un bar cercano porque aún nos parece muy temprano.
Después de dejarla en su casa, yo conduzco hacía la mía.
Cuando estoy apenas a unos metros de mi casa, reconozco un
coche que me es familiar. Esta aparcado en frente de casa. Yo aparco donde
siempre y me bajo de coche, negando con la cabeza pero con una sonrisa. El
conductor del coche que me es familiar
se baja.
-Se puede saber qué haces tú –Le señalo con el dedo–, aquí.
-¿Qué pasa? ¿No puedo pasar a verte sin previo aviso? –Me
dice divertido alzando una ceja.
-Pues mira tú que no. –Me apoyo en su coche.
-Vaya por Dios –Pone cara de pena–, ¿Entonces ahora que se
supone que tengo que hacer? –Me dice mirándome fijamente.
Giorgio está frente a
mí, no sé qué me pasa, pero hoy más que nunca, me pone nerviosa. Si es
que es mirarlo y ya soy un manojo de nervios.
-Seguro que se te ocurre algo Giorgio –Le digo un poco
borde.
Pero el simplemente se limita a reírse.
Se toca la barbilla un par de segundos para simular como que
está pensando.
-Ya sé.
Entonces sin que me lo espere, me agarra por la cintura para
acercarme más a él y me besa. Es tan inesperado para mí, que al principio no
reacciono, hasta que al cabo de unos segundos le rodeo el cuello con mis brazos
y también le beso. Cuando separamos nuestros labios, estoy totalmente
sonrojada.
-Llevo desde que te conocí queriendo hace esto –Se relame
los labios.
Los dos nos echamos a reír.
-Espero que para el próximo no tardes tanto. –Me muerdo el
labio.
-No pienso esperar ni un minuto más.
Nos volvemos a besar, ahora con más confianza, más ganas.
Antes de entrar en casa, me despido de Giorgio con un par de
besos más.
Entro en casa, camino hasta el salón y veo a mi madre
apartándose rápidamente de la ventana que da a la entrada.
-Mama… -Digo frunciendo el ceño.
-Mama no, ¿Cuándo tenías pensado contarme eso? –Y señala
hacia la ventana.
Me vuelvo a sonrojar, pero sé que no me queda otra que
contarle, porque de una manera u otra me lo acabara sonsacando.
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